
Y a pesar de tantas cosas
materiales con que se ha colmado a los niños de los países avanzados, da la
impresión de que aun así las necesidades no logran satisfacerse.
Pudiera ser que el origen de
estos problemas se hallara en el hecho de que nada ni nadie puede sustituir la
satisfacción de las necesidades fundamentales humanas. Se trata de necesidades
que niños y adultos tienen en común. Al darnos cuenta de que no podemos
satisfacerlas, buscamos toda clase de compensaciones.
Hay varios modos de conseguir
dichas compensaciones: con programas y controles cuya intención es regular y
dominar el mundo externo que se nos presenta lleno de incertidumbres y
peligros. Al mismo tiempo reforzamos los mecanismos de defensa con los que la
Naturaleza nos ha equipado para protegernos. Como consecuencia de ello, en
nuestra vida cotidiana, ya no nos acercamos a las situaciones sensiblemente,
sino que, o bien nos anticipamos a ellas con prejuicios, o bien reaccionamos
tardíamente cuando el momento propicio para actuar ya ha pasado.
Vistos desde esta perspectiva,
los problemas disciplinarios en la escuela y en la casa son una respuesta y una
resultante autodefensa contra nuestros hábitos de controlar y programar a otras
personas. En efecto, vienen a ser la prueba de que nos hemos alejado del plan
interno de un auténtico desarrollo humano, el cual incluye el potencial de
crear relaciones humanas fluidas y armónicas. De ahí nace la problemática de
que, en vez de poner límites, interferimos en la actividad del otro,
condicionándolo en lugar de favorecer su desarrollo.
Así, la llamada “educación” se
compara con la tarea, laboriosa y artificial, de producir “bonsáis” y, aunque produzca
resultados atractivos, no logra satisfacer las necesidades vitales de un
proceso que tiene su analogía en la agricultura: los cultivos con químicos
producen frutos vistosos, pero los orgánicos proporcionan comida sana y rica en
elementos nutritivos.
Tampoco, en los establecimientos
educativos, tienen la cautela de contemplar las etapas del desarrollo y apenas
los niños entran en la etapa de estructuración del cerebro nuevo (límbico), que
requiere largos años de desarrollo para poder servir al pensamiento abstracto,
ya se ejerce presión sobre este instrumento incompleto y se le exige que
demuestre su resistencia. En esta etapa de su desarrollo los niños son
examinados, criticados o exhibidos al público. Frente a estas presiones, ellos
reaccionan de diversas maneras: los “buenos y aplicados” se esmeran para no
decepcionarnos. Se dedican a aprender de memoria y a recitar lo aprendido. No
les resulta difícil adivinar nuestros deseos y, por ende, reciben aplausos por
ser tan “despiertos”. Otros se arman con “espinas” para defenderse, y otros se repliegan
sobre sí mismos y se “hacen los muertos”. Estos últimos son los catalogados
como “niños problemáticos”. Algunos encuentran maneras de vivir una doble vida.
Dependiendo de las circunstancias, se abren o se cierran como las conchas del
mar. Los llamaríamos “los de un talento especializado”. Si tienen suerte,
logran no perder el contacto con el mundo real y vital y llegan a hacer su
propio camino.
Y aquí es donde el yoga infantil
puede ser de gran ayuda. Tanto para incorporarlo en las escuelas como en los
hogares o espacios privados. La educación tradicional ha olvidado incluir en
sus programas de enseñanza una visión unitaria del ser, ha dejado huérfanos a
los niños de estar en contacto con su faceta espiritual y ha limitado
gravemente las posibilidades de hacer que sus vidas adquieran un sentido vital
y pleno de significado.
Yoga infantil nace con el anhelo
de unificar esta fragmentación en el sistema educativo. Reconoce a los niños en
sus aspectos físicos, mentales y espirituales y aporta el núcleo unificador
para una vida integra y armoniosa, respetando al mismo tiempo las características
individuales de los pequeños. A través de técnicas sencillas y de juegos
placenteros, yoga surge también para llevarles de vuelta a casa y que puedan
disfrutar toda su vida del ser de luz, alegría y amor que es su auténtica
naturaleza.
Para nosotras es maravilloso
poder compartir con todos este curso que es un auténtico regalo para nuestros
niños y nuestras niñas. Nos encanta formar en esta enseñanza y aventura para
que florezca un nuevo mundo. Os esperamos con la misma ilusión que cuando empezamos
hace ya cinco años ¡seguimos navegando en esta gran aventura que es el yoga
infantil!
Bienvenid@s , os estábamos esperando!!!!
Comenzamos el próximo sábado 23 de Abril ¡reserva tu plaza!
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