Quisiéramos compartir con tod@s este escrito desde el corazón y la conciencia que Marina nos ha enviado a la escuela de yoga Alalba.
Nos cuenta como a veces despertamos a aquello que siempre hemos sido y que un día olvidamos para reaprender lo que somos siempre, aquí y ahora, en este eterno presente que nos lleva del movimiento a la quietud. Y descubrir que no es tan distinto que no somos tan diferentes y que el movimiento se puede aplicar a algo tan sencillo como volver a sentir las sensaciones a medida que te mueves entre una postura a otra de yoga. ¡Y ahí estás tú! respirando, sintiendo, en movimiento hacia la quietud donde la respiración se mueve en oleadas de vida por tu cuerpo. Un cuerpo recobrado que cobra vida y se mueve, se mueve, se mueve......
Gracias Marina por compartir!!!
Reaprendiendo lo que un día olvidé
Llegamos a la tierra puros, inocentes, llenos de
vida e impulsivos. Aunque en ocasiones, en interacción con este mundo, en este
plano físico en el que nos encontramos aquí y ahora, perdemos nuestra
espontaneidad y la naturaleza de nuestro ser. Quizás porque nos enseñaronque
otro modo de ser, de hacer,o de relacionarnos con nuestro entorno era el más adecuado
o quizás porque lo aprendimos, o no supimos otra manera de reaccionar a ciertos
estímulos o situaciones que nos rodeaban. “No te muevas”, “estate quieta”, y
otras muchas frases célebres que hemos ido incorporando a nuestra vida cotidiana
desde que éramos pequeñas y pequeños, además de la posible idea de que al
estarse quieta, con cierta tensión y entrecejo fruncido, un mundo tan grande
como el nuestro sería más seguro, donde quizás si no te movías las discusiones,
y situaciones que no podías manejar también se paralizarían y por arte de magia
desaparecerían. No era más que un comportamiento de autodefensa y estábamos
probando la manera de paliar esos miedos e inseguridades.
El movimiento es la acción y efecto de mover. Se
dice que todo se mueve, de hecho nos movemos en primer lugar por los efectos de
rotación y traslación de la tierra, entre otros. Y si formamos parte de este
planeta como un todo, obviamente nos movemos con él. Sí, sí, la teoría la tenía muy clara, pero
¡Cuántas cosas había olvidado…!Ahora me doy cuenta de mi desconexión durante
todos estos años entre la visión y algo tan físico, real y perceptible como es
el movimiento, por ejemplo al caminar. Desconexión entre la visión y el sentir, entre
la visión y mi ser.
Cuando oí hablar del movimiento aparente por primera
vez me pregunté; ¿Qué? Pero ¿No es algo tan obvio que precisamente por eso lo
he obviado? Un momento; pensé, ¿Es lo que creo que es?… Sí, por supuesto.Cuando
voy en el tren y miro por la ventanilla hay un paisaje que se va hacia detrás,
sí, sí, ya lo tengo claro… Pero en mis primeras experiencias buscando el
movimiento aparente tenía que encontrarlo con mucha intención puesta en ello, y
pensaba, ahí está, ya lo he conseguido. Pero poco después desaparecía.
Pues bien, después de dos años con una relación
casual y esporádica con el movimiento aparente, recientemente hemos empezado
una relación mucho más profunda, nada banal ni sólo de fin de semana. He percibido y percibo por primera vez el movimiento de una manera natural y
espontanea. Camino por la calle y todo se mueve, las nubes, los árboles, los
edificios, y no solo los que tengo a mi derecha e izquierda, es todo. Hay cosas
que se mueven en mi periferia, supongo que siempre se han movido, pero no
tomaba conciencia de por ejemplo; esa cinta verde brillante que puse en mi coche
en la fiesta de un amigo en 2010 y… vaya si se mueve cuando voy en el coche y
doy rebotes con los baches.
Gracias a estas experiencias estoy sintiendo que
estoy vinculada con el mundo. En esos momentos todo es mágico. Con el
movimiento en mi vida siento que estoy viva, presente, aquí y ahora. Es casi
indescriptible, no sé porque me recuerda al vídeo clip de dibujos que vi de
pequeña de “Yellowsubmarine” de los Beatles. El caso es que en esos instantes
todo es perfecto y encaja, y me siento cada vez con más ilusión y ganas de
ahondar en mi visión.
Entonces me acuerdo de esa Marinita que se quedó
quieta tantas veces y de la que yo también me he olvidado en mi camino hacia la
desnaturalización. La abrazo, le doy la mano y camino con ella hacia el mundo
del movimiento diciéndole; tú tenías razón, estabas en un mundo grande,
dinámico y lo hiciste como supiste, y aunque tú sabías que había otra manera y
fuiste tú quien la encontraste, ahora juntas nos damos el espacio y el momento
para experimentar. Y con esas ganas que nos brotan, nos vamos a la calle a
buscar el movimiento de las cosas y a movernos.Pues han sido muchos años de
desconexión, hay mucho que ver y estamos impacientes por reaprender juntas lo
que ya sabíamos.
20/02/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario